Haciendo honor al título de este blog, en esta ocasión todas las fotografías giran al rededor de trozos de espejo. Me costó mucho encontrar una buena inspiración para poder jugar con los reflejos sin necesidad de irme a sitios lejanos. Mi primera idea fueron los charcos, el agua, pero estos días ha hecho un tiempo inusualmente bueno, asi que enseguida descarté ese pensamiento. No hay necesidad de salir de casa para encontrar rincones hermosos que reflejen algo. Mi pincipal modelo fue la propia cámara, ya que su objetivo y su forma se prestan a realizar bonitos juegos. Sin embargo, una de mis imágenes favoritas es una que obtuve en la calle por casualidad, en la marquesina del tranvía vitoriano. La gente se reflejaba en el cristal de la parada como si de un espejo se tratase. Se combinaba con la acera no reflejada para resultar un cuadro singular. Las diferencias de las fotos con flash y sin él a la hora de reflejarse también me han regalado imágenes a contrastar.
Por último, está también la que he conseguido juntando dos espejos. Es una bonita mirada a algo cotidiano de modo novedoso.
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