Y así empieza,
de repente, me da un susto.
Me sube por la espalda a la vez que por el estómago,
hace que mi cerebro gire sobre sí mismo.
Me asalta,
me grita,
me agita.
Mis ojos iluminan todo lo que ven,
mis oídos se cierran a lo que oyen.
Ya no hay nada ni nadie que pueda sacarme de este estado,
como si hubiese sido transportada a un universo diferente.
Quizá me he alejado varios planetas del mío,
quizá estoy donde siempre.
Lo que sé es que los puntos negros ahora son blancos.
¿Siempre estuvo ahí esa idea?
Es posible.
Es una vieja amiga que se convierte en nueva cada día
y, sin embargo, podría jurar que no la he visto nunca.
jueves, 31 de marzo de 2016
lunes, 21 de marzo de 2016
En un pequeño punto del tiempo
En un pequeño punto del tiempo,
sin nada, sin nadie.
Un instante y, a la vez, toda una vida.
Una tenue luz inquieta al final de una oscuridad pesada.
Nosotros, solo nosotros, sin que hiciese falta más.
Nosotros, vivos, muertos, bailando sobre la cuerda.
Somos inmortales, somos libres, podemos gritar,
aunque nuestra voz se convierta en un susurro
a medida que el otro se aleja.
Y te vas, y me pierdo, y tú no te encuentras.
Se rompe mi voz en mil pedazos que solo tú puedes buscar.
¿Dónde estas? ¿Quién eras?
No recuerdo tu cara.
Solo sé que, en una ocasión, paraste las horas con solo respirar.
Imagen: Pexels
sin nada, sin nadie.
Un instante y, a la vez, toda una vida.
Una tenue luz inquieta al final de una oscuridad pesada.
Nosotros, solo nosotros, sin que hiciese falta más.
Nosotros, vivos, muertos, bailando sobre la cuerda.
Somos inmortales, somos libres, podemos gritar,
aunque nuestra voz se convierta en un susurro
a medida que el otro se aleja.
Y te vas, y me pierdo, y tú no te encuentras.
Se rompe mi voz en mil pedazos que solo tú puedes buscar.
¿Dónde estas? ¿Quién eras?
No recuerdo tu cara.
Solo sé que, en una ocasión, paraste las horas con solo respirar.
Imagen: Pexels
jueves, 17 de marzo de 2016
Que alguien me permita buscar trabajo
Esto es algo que me sucede con mucha frecuencia. De verdad, yo quiero trabajar, pero es que no me dejan.
Según cuenta mi padre, allá por las antípodas tenías que mandar el curriculum al correo postal o ir a entregarlo a la empresa. Muchas veces te lo pedían escrito a mano, imagino que porque la letra mecanografiada les daba alergia o algo por el estilo.
Ahora no, ahora llega el nuevo absurdo en la búsqueda de empleo: los portales. Tenemos la suerte de que haya muchas y muy buenas empresas que empleen Linkedin o Infojobs, donde ya tienes tu historia laboral perfectamente presentada y solo tienes que seleccionar las ofertas que te interesan. Pero últimamente está muy de moda que cada gran conglomerado o incluso pyme tenga su propio portal donde tienes que registrarte e introducir una y otra y otra (y otra) vez tus datos personales y tu curriculum. Y, probablemente, después si te he visto no me acuerdo.
Hay empleos en los que, imagino, no se requerirá conocer tantos programas, idiomas y cuestiones como en el mío, pero yo las paso canutas, Cada vez que tengo que apuntarme una oferta de empleo en cuya plataforma no estoy registrada, tengo que reservar entre dos y tres horas de mi vida para introducir todos mis datos.
martes, 15 de marzo de 2016
Mis relatos, a concurso
Nunca me ha gustado enviar nada de lo que escribo a concursos. Me da miedo que lo juzguen, que lo destrocen, que lo destripen. La crítica me asusta, porque para mí, cada historia que termino es como un pequeño pedazo que se me escapa de entre los dedos y termina en varias páginas.
Así pues, cuando por fin decido que voy a presentar algo, lo paso fatal decidiendo cuál de todas las historias será la adecuada. ¿Él? ¿La fotógrafa? ¿La niña mágica? ¿La familia? A todos los conozco de memoria, todos me parecen igual de dignos y me merecen el mayor de los respetos. Normalmente, leo las bases del concurso e inmediatamente me viene a la cabeza un relato concreto. Sí, me los conozco todos de memoria. Sé cuál escribí por diversión, cuál por una idea fantástica y cuál por una necesidad acuciante de jugar con las palabras. Son mis mejores amigos, son ratos maravillosos golpeando un teclado, con los cinco sentidos puestos en el cursor que se desplaza a la derecha hasta formar una línea completa. Por eso suelo escoger rápidamente el que encaja con el concurso concreto, por mucho que eso me duela, al despreciar al resto.
Así pues, cuando por fin decido que voy a presentar algo, lo paso fatal decidiendo cuál de todas las historias será la adecuada. ¿Él? ¿La fotógrafa? ¿La niña mágica? ¿La familia? A todos los conozco de memoria, todos me parecen igual de dignos y me merecen el mayor de los respetos. Normalmente, leo las bases del concurso e inmediatamente me viene a la cabeza un relato concreto. Sí, me los conozco todos de memoria. Sé cuál escribí por diversión, cuál por una idea fantástica y cuál por una necesidad acuciante de jugar con las palabras. Son mis mejores amigos, son ratos maravillosos golpeando un teclado, con los cinco sentidos puestos en el cursor que se desplaza a la derecha hasta formar una línea completa. Por eso suelo escoger rápidamente el que encaja con el concurso concreto, por mucho que eso me duela, al despreciar al resto.
lunes, 14 de marzo de 2016
Tú siempre decías
Tú siempre decías que si, en tu fuero interno, tenías la duda de si algo esta bien o está mal, seguramente no era correcto y no debías hacerlo. Esa, aunque no lo sabes, es una de las frases que me hacen pensarme las cosas dos veces antes de actuar.
Tú siempre decías que no podemos ser personas dramáticas, que hay que actuar, que no debemos compadecernos de nosotros mismos porque eso solo nos hace débiles. ¿Entonces, por qué lo haces?
Tú siempre decías que podía contar contigo y, de un tiempo a estar parte, eso no es cierto en absoluto.
Tú siempre decías que no podemos ser personas dramáticas, que hay que actuar, que no debemos compadecernos de nosotros mismos porque eso solo nos hace débiles. ¿Entonces, por qué lo haces?
Tú siempre decías que podía contar contigo y, de un tiempo a estar parte, eso no es cierto en absoluto.
miércoles, 9 de marzo de 2016
No me digas cómo ser mujer
No entiendo la manía, la hipocresía, la necesidad de encasillar cuando se intenta, precisamente, abandonar la soga que lleva atando al sexo femenino durante tantos años. ¿Qué se busca con estar convirtiendo a la mujer, cada vez más, en un grupo aislado con sus propios atributos?
No me digas cómo son las mujeres. Dime cómo son las personas. No me definas. No quiero que lo hagas. No te lo he pedido. No quiero que ningún colectivo, ningún partido político, ningún sindicato, generalice y diga lo que quieren o no quieren las mujeres.
La última moda es decir que nosotras somos fuertes, que somos independientes, que somos inteligentes, válidas y capaces, que no entramos en el genérico del idioma, que un porcentaje de las plantillas de las empresas deben ser mujeres, que tenemos que estudiar carreras de ciencias, porque la cosa se queda descompensada en las estadísticas...
Y ya lo estáis haciendo. ya me estáis diciendo cómo debo ser, clasificando y metiendo dentro de un grupo. No hay mujeres, hay personas, y en el momento en el que TODOS entendamos esto, colectivos feministas con buena intención incluidos, será cuando acaben nuestros problemas.
lunes, 7 de marzo de 2016
¿Quién soy?
Seré quizá como tú me defines,
solo un montón de adjetivos
que luchan por salir de tu boca,
a cada cual más negativo,
más equivocado,
solo regalados por quien no hace el esfuerzo
de mirar positivamente.
Seré quien figura en mi ruta de vida,
que sirve para que me juzguen en una hoja,
y así decidan si sirvo o no.
Suficiente para definirme, para conocerme,
para olvidarme.
Seré pequeña como una mota de polvo,
que muchos arrastran con el zapato,
sin importarles qué supone,
a dónde la desplazan,
cómo la transforman.
¿Quién soy?
¿Quién quiere ayudarme a crecer,
y no a mermar?
No me cortes las alas porque,
el día que aprenda,
me construiré unas nuevas
y no contaré contigo para volar.
Imagen: Pexels
solo un montón de adjetivos
que luchan por salir de tu boca,
a cada cual más negativo,
más equivocado,
solo regalados por quien no hace el esfuerzo
de mirar positivamente.
Seré quien figura en mi ruta de vida,
que sirve para que me juzguen en una hoja,
y así decidan si sirvo o no.
Suficiente para definirme, para conocerme,
para olvidarme.
Seré pequeña como una mota de polvo,
que muchos arrastran con el zapato,
sin importarles qué supone,
a dónde la desplazan,
cómo la transforman.
¿Quién soy?
¿Quién quiere ayudarme a crecer,
y no a mermar?
No me cortes las alas porque,
el día que aprenda,
me construiré unas nuevas
y no contaré contigo para volar.
Imagen: Pexels
viernes, 4 de marzo de 2016
Ana, la cansina de JobandTalent
Hola, soy Ana de Job and Talent.
Sí, esa petarda que te lleva mandando un mail o dos por semana desde hace un mes para recordarte que tienes que bajarte la app de búsqueda de empleo correspondiente si no quieres dejar de beneficiarte de las múltiples posibilidades que te ofrece esta plataforma.
Esa es Ana.
No sé vosotros, pero yo al primer mail lo había captado. Y no solo eso, la psicóloga comunicativa que hay en mi se ha dado cuenta de algo: seguramente Ana no existe. Es un nombre al azar que han escogido los expertos de marketing en cuestión para que sintamos que los múltiples correos que recibimos nos los envía un ser humano y no un programa. Así volcaremos nuestra ira contra ella y no contra toda la empresa. O, aunque exista, dudo que sea ella quien vaya enviando, uno por uno, los mails a los 10 millones de usuarios de la firma. Le pongas el nombre que le pongas, Ana, Pepa, Paca... esto es un mailing masivizado. Pero yo es que me he encariñado con Ana, qué queréis que os diga. Ya es que hasta parece que la conozco. Dan ganas de contestarle y todo.
Sí, esa petarda que te lleva mandando un mail o dos por semana desde hace un mes para recordarte que tienes que bajarte la app de búsqueda de empleo correspondiente si no quieres dejar de beneficiarte de las múltiples posibilidades que te ofrece esta plataforma.
Esa es Ana.
No sé vosotros, pero yo al primer mail lo había captado. Y no solo eso, la psicóloga comunicativa que hay en mi se ha dado cuenta de algo: seguramente Ana no existe. Es un nombre al azar que han escogido los expertos de marketing en cuestión para que sintamos que los múltiples correos que recibimos nos los envía un ser humano y no un programa. Así volcaremos nuestra ira contra ella y no contra toda la empresa. O, aunque exista, dudo que sea ella quien vaya enviando, uno por uno, los mails a los 10 millones de usuarios de la firma. Le pongas el nombre que le pongas, Ana, Pepa, Paca... esto es un mailing masivizado. Pero yo es que me he encariñado con Ana, qué queréis que os diga. Ya es que hasta parece que la conozco. Dan ganas de contestarle y todo.
jueves, 3 de marzo de 2016
Trozos de Espejo figura en las estadísticas de Facebook
Aunque me dedico a esto de las Redes Sociales, así, con mayúsculas, creo que por primera vez en mi vida acabo de ver las estadísticas de una página de Facebook que acaba de comenzar.
Eso os lo debo a vosotros, que me seguís en Trozos de Espejo y habéis contribuido a que mis seguidores lleguen a 30 en dos días, los suficientes para que se me habiliten las opciones de medición y pueda comprobar cuántos habéis visto lo que publico. Es una pasada. Es como ver un bebé que comienza a nacer. Como en toda vida, tendremos altibajos, alcances insuficientes, meses sin ningún seguidor y, por supuesto, conversaciones muy serias en las que yo, como toda madre, me preguntaré qué he hecho mal para que la página no crezca como es debido.
Pero bueno, de momento, me conformo con estos maravillosos primeros pasos y con que haya sido suficiente con llegar a los 30 seguidores para que Facebook me considere importante. En sus ayudas para empresas ponía que tendría que llegar a 1.000 personas para que me habilitase mis amadas stats. Me alegro de que no haya sido así y de que hayamos podido comenzar antes nuestra vida en común.
Eso os lo debo a vosotros, que me seguís en Trozos de Espejo y habéis contribuido a que mis seguidores lleguen a 30 en dos días, los suficientes para que se me habiliten las opciones de medición y pueda comprobar cuántos habéis visto lo que publico. Es una pasada. Es como ver un bebé que comienza a nacer. Como en toda vida, tendremos altibajos, alcances insuficientes, meses sin ningún seguidor y, por supuesto, conversaciones muy serias en las que yo, como toda madre, me preguntaré qué he hecho mal para que la página no crezca como es debido.
Pero bueno, de momento, me conformo con estos maravillosos primeros pasos y con que haya sido suficiente con llegar a los 30 seguidores para que Facebook me considere importante. En sus ayudas para empresas ponía que tendría que llegar a 1.000 personas para que me habilitase mis amadas stats. Me alegro de que no haya sido así y de que hayamos podido comenzar antes nuestra vida en común.
miércoles, 2 de marzo de 2016
Oda a la libertad
¿Cuándo te perdimos?
Por qué ya no apareces en nuestro presente,
no das luz a nuestras conciencias,
no eres cruda con nuestra existencia,
no nos recuerdas quienes somos,
no envalentonas nuestra esencia
¿Qué ha sido de ti?
La última vez que te vi,
caminabas sola y cabizbaja por la vida.
Me decías: ya no me necesitan,
tienen su propia realidad,
se han olvidado de la mía.
Ya no saben quién soy.
Ahora todos hablan en mi nombre sin preguntarme,
pero no recuerdan que en un tiempo lucharon por mí.
Se escudan en lo políticamente correcto,
me distorsionan,
me moldean,
me hieren,
me apuñalan,
todo en pos de unos pocos,
mientras el resto ingieren la mentira,
como pequeñas dosis de cianuro.
Creen los miserables que merecen serlo,
que no pueden quejarse,
que heredan su opresión.
Creen los poderosos que nacieron con ello,
que no pueden caer,
que su aura es eterna.
El día que yo muera,
el día que gane el cinismo,
el día en el que decir lo que uno piensa sea delito,
el día que la hipocresía sea reina.
Ese día, por primera vez en años,
me recordaréis.
Imagen: Pexels
Por qué ya no apareces en nuestro presente,
no das luz a nuestras conciencias,
no eres cruda con nuestra existencia,
no nos recuerdas quienes somos,
no envalentonas nuestra esencia
¿Qué ha sido de ti?
La última vez que te vi,
caminabas sola y cabizbaja por la vida.
Me decías: ya no me necesitan,
tienen su propia realidad,
se han olvidado de la mía.
Ya no saben quién soy.
Ahora todos hablan en mi nombre sin preguntarme,
pero no recuerdan que en un tiempo lucharon por mí.
Se escudan en lo políticamente correcto,
me distorsionan,
me moldean,
me hieren,
me apuñalan,
todo en pos de unos pocos,
mientras el resto ingieren la mentira,
como pequeñas dosis de cianuro.
Creen los miserables que merecen serlo,
que no pueden quejarse,
que heredan su opresión.
Creen los poderosos que nacieron con ello,
que no pueden caer,
que su aura es eterna.
El día que yo muera,
el día que gane el cinismo,
el día en el que decir lo que uno piensa sea delito,
el día que la hipocresía sea reina.
Ese día, por primera vez en años,
me recordaréis.
Imagen: Pexels
martes, 1 de marzo de 2016
Dos equivocados
Búscame, encuentrame,
invade mi vida a mordiscos
sin saber que alguna vez,
no reí con todos los dientes,
no cerré los ojos al encanto y temí toda impresión.
Hazme sentir, hazme vivir,
alborótame los pasos,
cambia mi línea recta,
oblígame a caer, a temer, a dudar,
a carcajearme de mí misma.
Mírame imperfecta, saboréame agridulce,
quédate cuando truene, vete cuando yo quiera,
déjame marearte, confundirte, complicarte,
mientras me haces cambiar de dirección.
Y así, solo así,
seremos dos equivocados ante el mundo,
dos desconocidos que se conocen perfectamente,
dos extremidades de una misma realidad que,
sin embargo, no existe.
Imagen: Pexels
invade mi vida a mordiscos
sin saber que alguna vez,
no reí con todos los dientes,
no cerré los ojos al encanto y temí toda impresión.
alborótame los pasos,
cambia mi línea recta,
oblígame a caer, a temer, a dudar,
a carcajearme de mí misma.
Mírame imperfecta, saboréame agridulce,
quédate cuando truene, vete cuando yo quiera,
déjame marearte, confundirte, complicarte,
mientras me haces cambiar de dirección.
Y así, solo así,
seremos dos equivocados ante el mundo,
dos desconocidos que se conocen perfectamente,
dos extremidades de una misma realidad que,
sin embargo, no existe.
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