jueves, 17 de marzo de 2016

Que alguien me permita buscar trabajo


Esto es algo que me sucede con mucha frecuencia. De verdad, yo quiero trabajar, pero es que no me dejan.

Según cuenta mi padre, allá por las antípodas tenías que mandar el curriculum al correo postal o ir a entregarlo a la empresa. Muchas veces te lo pedían escrito a mano, imagino que porque la letra mecanografiada les daba alergia o algo por el estilo.

Ahora no, ahora llega el nuevo absurdo en la búsqueda de empleo: los portales. Tenemos la suerte de que haya muchas y muy buenas empresas que empleen Linkedin o Infojobs, donde ya tienes tu historia laboral perfectamente presentada y solo tienes que seleccionar las ofertas que te interesan. Pero últimamente está muy de moda que cada gran conglomerado o incluso pyme tenga su propio portal donde tienes que registrarte e introducir una y otra y otra (y otra) vez tus datos personales y tu curriculum. Y, probablemente, después si te he visto no me acuerdo.
Herramientas de trabajo: liberta, ordenador, móvil, lápiz...

Hay empleos en los que, imagino, no se requerirá conocer tantos programas, idiomas y cuestiones como en el mío, pero yo las paso canutas, Cada vez que tengo que apuntarme una oferta de empleo en cuya plataforma no estoy registrada, tengo que reservar entre dos y tres horas de mi vida para introducir todos mis datos.



¡Hala! ¡Exagerada! No, ni un poquito. En su mayoría, las plataformas no son en absoluto intuitivas, están llenas de desplegables eternos que marean hasta al más cuerdo y, en ocasiones, te obligan, asterisco rojo mediante, a contestar preguntas que no le importan a nadie más que a ti. ¿De verdad, Recursos Humanos, tan vital es saber si estoy casada o soltera?

Por supuesto, el social media no tiene un apartado específico dentro de las mencionadas pestañas y, muchas veces, la comunicación corporativa tampoco, así que ahí llega una duda existencial: ¿en qué trabajo? ¿Periodismo? ¿Maketing? ¿Medios de comunicación? ¿Quién soy? ¿Qué quiero hacer con mi vida? Y así...

Por otro lado, hay algunas en las que es obligatorio mencionar el sueldo que percibiste en un trabajo anterior. Ay, alma de cántaro, actualízate, que o tienes más de 3 años de experiencia y una potra zaína o más de 100 euros juntos no vas a ver. Y, nuevamente, los desplegables no te ofrecen la opción de que tu sueldo sea menor a 600 o 300 así que... ¿cómo le explico yo a un programa que, en ocasiones, no he cobrado nada por trabajar? ¿Qué culpa tengo yo de eso? ¿Qué he hecho para que me tortures así, oh plataforma para buscar empleo?

Y todo esto para que un empleador que, por cierto, igual tampoco me ofrece nada superior al salario mínimo interprofesional a cambio de 400 horas semanales, ahorre un tiempo que debe ser más valioso que el mío, descartando como setas a personas que se han tomado la tediosa molestia de intentar entender ese maldito programa. Porque no os confundáis, el único objetivo de este sistema es clasificarnos de un modo más sencillo para ni siquiera echar un ojo a los que no cumplen algún requisito.

¿Alguien va a intentar facilitar la vida a los parados o eternos becarios? Sinceramente, no me hace ninguna gracia que mis datos personales y laborales estén desperdigados por Internet sin que yo haya querido, solo por mi necesidad de presentarme a una oferta de trabajo en cuya plataforma, seguramente, no vaya a volver a entrar en mi vida. Llamadme ilusa, pero pienso que, ya que nos estamos volviendo locos para enviarles el currículum, lo mínimo que podrían hacer sería leerlo, tenerlo en la mano, y darnos una oportunidad como personas y no como datos.

Imagen: Pexels

No hay comentarios:

Publicar un comentario